Mientras voy leyendo las últimas noticias sobre el Juicio de Fujimori, caigo en un foro sobre el tema, del cual muchas luces no brota, ya sea en pro o contra el chino. Lo que prima es justificar a través de fundamentos sentimentales, sesgados y relativos lo injustificado; o sea, roza ya en el fundamentalismo, donde lo hecho y dicho por Fujimori es tomado como palabra santa. Lo que leo: el fin justifica los medios. Por tanto, no me extraña que estemos, el Perú, en el último puesto o que ni si quiera aparezcamos en el Informe Pisa. Muestra clara está en la calidad de los foros.
A Fujimori se le acredita haber logrado restaurar la estabilidad macroeconomía del Perú y restaurar la paz y seguridad interna después de la presidencia de Alan García, donde cundía el terrorismo agravado por parte de Sendero Luminoso y MRTA. Sin embargo, ha sido criticado fuertemente por su particular estilo de gobierno, siendo calificado como autoritario en especial después del llamado Autogolpe de 1992, donde asumiendo poderes propios de un dictador, de una nación sin democracia, disolvió el Congreso de la República y suspendió las actividades del Poder Judicial. Este acto fue apoyado por las fuerzas armadas y causó la llamada Crisis constitucional de 1992, donde buscaba Fujimori controlar los tres poderes del estado para dictar leyes con la aprobación del gabinete. Y es que tras ganar las elecciones de 1990 su partido no obtuvo mayoría en el congreso ya que la Cámara de Diputados y el Senado estaban controlados por el APRA y por el FREDEMO. Sin un respaldo en las cámaras, no podía llevar a cabo sus reformas económicas y políticas como la instauración del Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional. Esto trajo consecuencias irreversibles en el manejo y política de su gobierno, como la famosa Ley de Reelección tan interpretativa y la dotación de poderes al Poder Ejecutivo y a su asesor Vladimiro Montesinos, quien se vio libre de muchos controles. Por otro lado, también ha sido objeto de acusaciones por su posible participación en actos de corrupción y violaciones de derechos humanos.
Después de leer tantos comentarios pro Fujimori, vino a mi cabeza hacer una simple analogía, porque al final la Historia, con diferentes matices y acordes, se repite siempre. Y es que la miseria humana es la misma sin distinción de raza. Poneros a pensar que Hitler no fue
Sólo les comento que desde aquel entonces nadie se ha vuelta a llamar Adolf y que nunca se volvió a flamear con tanta pasión y orgullo la bandera alemana hasta que tuvo lugar el Mundial de Fútbol Alemania 2006 y las nuevas generaciones reavivaron ese espíritu nacional que fue silenciado, por decisión colectiva, en oposición a los fundamentos nacionalistas del nazismo.
Pero nada, así somos los peruanos. Y si sale impune el chino, volverá a ser presidente.